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Es complicado retomar una actividad abandonada durante seis meses, pero voy a intentarlo y a sacar tiempo de donde no hay. Es más cómodo leer bitácoras, reirse por no llorar con tantas, reflexionar con otras, opinar en algunas y quedarse como mero espectador de casi todas las demás. Es más fácil mantenerse alejado del tan peculiar frente de batalla del mundo de los blogs. Peculiar porque el fuego amigo suele ser más mortífero que el enemigo y porque, como en este triste país llamado España, no se admiten matices a la hora de opinar: se puede ser blanco o negro pero no gris.

Hay bitácoras que siempre serán refugio del pensamiento libre, de la reflexión propia, de la única militancia y confianza en la opinión personal libremente expresada. Son pocas, pero interesantes. Evidentemente (aunque no debería ser evidente), suscitan poco interés porque es más fácil abrir con titulares gruesos del tipo: "zETApé vende España a los asesinos" o "
Fraga debe responder por Montejurra 76

". Uno aun no ha visto ni a España a la venta ni a muchos GAListas, ladrones de Estado y corruptos de medio pelo y bolsillo cumplir condena pero algunos pretenden, en la agitada Red, anunciar el constante apocalipsis o tratar de remover mierda de un pasado lejano y oscuro para inculpar a octogenarios. Sin embargo, siempre he considerado una noble tarea tratar de pensar por uno mismo sin cegarse en luchas de bandos. No pretendo ser un ejemplo de nada, tampoco de esto último, pero regreso para ser fiel a ese ideal.

Que Internet me coja confesado.